FRANCISCO PEREÑA. Incongruencias. Una reflexión autobiográfica. Síntesis. Madrid 2011. 232 pp.
Publicado en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN).Vol.32 ,nº 114 Abril-Junio – 2012
Incongruencias. Una reflexión autobiográfica es el séptimo libro que publica Francisco Pereña desde que en 2001iniciara su ya larga andadura como escritor y pensador. Comenzó su recorrido animado por el deseo de rescatar la clínica de estrecheces corporativas, doctrinarias o meramente especulativas, y devolver la palabra y la escucha a los pacientes. En el trayecto, el autor ha ido haciendo un trabajo de “desaprendizaje” del psicoanálisis como doctrina, de desatadura de servidumbres, de ida y vuelta de un concepto a otro para recuperar preguntas, enigmas, confusiones, equivocaciones de Freud que a su entender habían quedado obviadas o anquilosadas fundamentalmente por la dinámica mortífera que conlleva la institucionalización de cualquier saber.
Los temas que viene abordando el autor (la culpa, la dependencia, la necesidad de creer, el poder, la agresividad, la violencia, la crueldad, la soledad, la pertenencia, el amor,…) son consecuencia inexcusable de sus principales preocupaciones. En síntesis, el autor se pregunta cómo pueden hacer los humanos para vincularse con los otros preservando su condición de sujeto y sin que el modo de dirigirse a buscar la protección del otro sea a través de la “incongruencia” de dañar a aquel o a aquellos a quien necesita. También se trata en sus textos de cómo es propio del ser humano, para defenderse de su miedo a la soledad constitutiva de su propia condición de sujeto (no hay nada fuera de él que lo represente, no hay identidad que lo sustituya y no se trata de confundir al sujeto con el individuo de la relación contractual), cultivar vínculos incondicionales, relaciones de dominio, pertenencias grupales y certezas absolutas que le aporten un sentido definitivo con el que cree poder cerrar esa herida que inaugura la subjetividad misma. Todo ello conduce al autor a interesarse por aquellos asuntos que hacen a la condición moral de los sujetos y de sus modos de vivir. El pensamiento de Pereña parece inscribirse en la estela de la obra y vida de Camus, reabre el campo de la moralidad y la ética siendo a la vez antirreligioso.
La primera particularidad del texto que nos ocupa es que se trata de una reflexión autobiográfica, no de una biografía, como ya aclara el propio autor en la Nota para el lector que inaugura el libro. Pereña, fiel a la idea de que cada sujeto es singular e insustituible, que la subjetividad se construye en un lugar y una época, y que los pensamientos de cualquier sujeto tienen su origen en su biografía, elige la suya propia como territorio vivo donde ir ligando sus reflexiones a la “condición sintomática” del país y del tiempo que le ha correspondido vivir.
Consideramos esta opción un acierto del autor, permite por un lado que el lector tenga entre sus manos un libro que da testimonio de una época reciente, la que transcurre en España desde la postguerra hasta los dos acontecimientos acaecidos en la primavera de 2011: el levantamiento popular inesperado en los países árabes, y el movimiento conocido como 15-M surgido en Madrid que se extiende después a otras ciudades españolas. Y es también un acierto porque las múltiples reflexiones que el autor va proponiendo no caen en el academicismo, ni resultan abstractas o especulativas, sino que van desprendiéndose, como si de frutos maduros se tratara, de un ejercicio vivo de la memoria, de un trabajo minucioso, doloroso a veces, persistente, de ida y vuelta entre saber y experiencia: de hacer experiencia de lo vivido extrae un saber, y del saber encontrado vuelve a hacer experiencia. Resistir como rechazo a que exista un destino universal; saber, no como respuesta adecuada, sino como “indagación recorrida”; desesperación “como un nombre del amor” no del rechazo; amar desde la separación y la pérdida; …y vuelta a empezar. De ese trabajo se trata, esa es la tarea del vivir mismo, sostiene el autor
Los temas, las ideas, las reflexiones que desarrolla Pereña acerca de la clínica del sujeto, del psicoanálisis, de su propia vida, de la política, no están compartimentadas o escindidas. Su escritura transita de un asunto a otro. En definitiva, sostiene el autor, tanto en la clínica como en la política, en la vida misma, se trata de preservar la condición de sujeto de cada hombre, su singularidad, su irrenunciable tarea de resistir al poder, de rebeldía como lo llamara Camus, de cultivar su deseo emancipatorio, ese rechazo solitario que en su repetición a veces coincide con la indignación de muchos y permite que la experiencia singular de resistencia se colectivice, y que, lo que en principio es solo contingencia, se convierta en una posibilidad de cambio.
Pereña, impulsado por una incansable pasión por intentar comprender, indaga en aquellos acontecimientos que van constituyendo su vida y su tiempo y comparte con el lector sus preguntas, (¿por qué necesita el hombre creer? es la interrogación que inicia su reflexión autobiográfica), confusiones, tropiezos, momentos en que fue “doctrinario”, sus ideales, sus pérdidas, su duelo permanente, su incansable búsqueda de la palabras que le pudieran representar, sus autoengaños cuando se entrega a la protección de los discursos,… Descubre en primera persona que la vulnerabilidad, el miedo a la soledad, la culpa, el daño que inflingimos a los otros por el mero hecho de vivir, el conflicto de la subjetividad misma, a todos nos concierne y cada uno es responsable de lo que va haciendo con ello.
Ofrece al lector lo que van resultando ser marcas que constituyen su subjetividad: el amor a los pobres, su deseo de ayudar a los otros sostenido en su sentimiento de desarraigo, su exilio interior, “esa convicción íntima de que nunca podría pertenecer al lugar donde te tocó nacer”; su marginación y “desquiciamiento”, su repetida afirmación “solo en la apostasía soy fiel” ya inscrita en él como carácter, su preocupación por todo aquello que atañe a la condición moral del hombre, el ideal de que hacer daño nunca será su objetivo, su necesidad de la amistad, su pasión por los libros, por el saber, por el psicoanálisis y la obra de Freud, su amor a la Grecia clásica y a los autores que le van aportando saber y compañía a su experiencia de vivir. Camus, Kafka, Benjamin, Adorno, Rilke, Celan, Hölderlin, Nietzsche, Wittgenstein, Marx… respiran en su texto.
Recorre su infancia en la postguerra española donde el miedo, la mediocridad, la humillación y el servilismo se confundían con la vida, su compromiso con los vencidos, su militancia antifranquista, la cárcel y la tortura. Ese pasaje de la dictadura a la democracia en España, loado por muchos y conocido como la Transición, lo aborda desde una perspectiva crítica, y ofrece al lector algunas reflexiones muy pertinentes en los momentos sociopolíticos que atraviesa el país. A su juicio, este pacto selló el proceso de “des-socialización y des-politización” que ya venía dándose en España y que todavía de alguna manera perdura, propició que el franquismo, a diferencia del fascismo y el nazismo, no solo nunca fuera derrotado sino que quedara “como generoso dador del proceso democrático”. Con la Transición, sostenida como modélica e incuestionable por partidos políticos de izquierda y derecha, medios de comunicación, etc.., “España ha quedado desposeída de la capacidad de mala conciencia” escribe Pereña. Los avatares de los sucesivos gobiernos ya en la democracia, el terrorismo, el sistema capitalista y la llamada “crisis económica” son también motivo de análisis.
“Pensar la subjetividad es pensar la política” afirma el autor, y consideramos que este libro es una puesta en acto de dicho principio. Los análisis de sucesos, acontecimientos políticos, etc…, resultan ser puntos de apoyo para abordar una y otra vez, y en sucesivas vueltas de profundización, preguntas como: ¿qué es la política? , ¿cual debiera ser su objetivo?, ¿se puede hacer política a espaldas del sujeto cuando tanto el sujeto como la política están concernidos en cómo se constituyen y se desarrollan las relaciones con el otro?.
Al hilo de éstas y otras preguntas encontramos en el texto discriminaciones lúcidas entre la culpa y la deuda, el individuo y el sujeto, lo ético y lo jurídico, el poder y la potencia, la justicia y el derecho, lo público y lo privado; pensamientos que no justifican lo que hay, que resisten a que cualquier orden dado, por ejemplo el sistema capitalista, sea considerado como el único posible y eterno. En su texto afirma: “La acción política es un acto ético y no jurídico que requiere ser descubierta cada vez”, y en otro momento escribe: “El objetivo de la acción política es la justicia no la norma jurídica. Cuando la política pierde su carácter moral se encubre con la legalidad como dejación de responsabilidad. La impunidad pasa a ser entonces un efecto tanto jurídico como político. En esa confusión quedan destruidos tanto el ámbito político como el jurídico y de ese modo la impunidad, contraria al Derecho se convierte en “prevaricación” estructural”.
Es poco frecuente encontrarse con un psicoanalista que escriba una reflexión autobiográfica, menos frecuente es que dicho psicoanalista se sirva del saber acerca de la condición humana que su oficio le va dando, lo inserte en su recorrido vital y lo convierta en un saber transmisible para otros que no sean a su vez psicoanalistas. Y aún es menos habitual que, en los tiempos actuales, cuando el sentimiento de derrota, la desesperanza, el nihilismo propician ignorar la pregunta misma acerca de cual debiera ser el fin de la política, un psicoanalista se adentre en esos territorios sin especular baldíamente, hacer sociología, protocolizar o mistificar su propia escucha diaria de lo que son conflictos, padecimientos y extravíos fundamentales de los seres humanos. Sin duda, el psicoanalista Pereña lo está pudiendo hacer, independientemente de que uno comparta o no cada una de sus reflexiones. Bienvenido sea para los lectores, se trate o no de sujetos pertenecientes al mundo “psi”, porque una cualidad de enorme importancia de este libro es que, aún estando soportado en buena parte por presupuestos del psicoanálisis y su clínica, sus reflexiones y apuestas pueden ser de interés para diversos tipos de lectores. Debe ser que el psicoanálisis cuando está vivo tiene mucho que decir.
Ana Martínez Rodríguez
Psicoanalista. Madrid