“Lo del complejo de Edipo, por un lado, me molesta por el uso que hacen del Edipo que yo considero una tragedia de fin de análisis, no de la neurosis”.
“Hablemos de Edipo y no del complejo de Edipo. El funesto destino del Edipo de Sófocles no es sólo la tragedia de Sófocles… Al final de Edipo rey, Edipo dice aquello de “no temáis, podéis tocarme, yo estoy lleno de males, pero los males son míos”. Es decir, “son males que me han sucedido a mí y me tengo que hacer cargo de ellos”. Luego el tema de Edipo en todo caso es un tema a considerar respecto del final de un análisis y no el complejo nuclear de las neurosis”.
“La idea griega, la tragedia griega es la maldición familiar. La maldición de Edipo es la maldición de los labdácidas. Yo lo llamo el espacio del destino; la familia. Pero no es una mera determinación exterior para un sujeto pasivo. El sujeto como tal no es pasivo. El sujeto es activo siempre, es límite al empuje pulsional…”
“La repetición es un concepto ajeno a la cultura occidental. Tanto la religión como la filosofía occidental, que van juntos, se construyen a espaldas de la repetición. Desde el punto de vista cultural, aunque desconozco el pensamiento oriental, la repetición es fundamentalmente un término griego. El próximo libro mío se llamará Repetición e Historia y es un análisis sobre lo trágico. El concepto de repetición en el mundo griego es lo trágico, en oposición al universo cultural cristiano y occidental que está basado en la Historia. La historia, según dicen algunos pensadores la inicia, ni Tucídides ni Herodoto, sino Polibio y luego vendrá Hegel para subrayar que la Historia es una concepción del tiempo sometido a una ley universal. De ahí viene la idea de progresismo. En el mundo griego no hay eso. La historia se construye a partir del viraje de la religión cristiana hacia la idea de que hay una historia positiva de salvación. Entonces el tiempo es un tiempo mesiánico, es un tiempo que tiene un recorrido hasta la realización definitiva. El concepto de repetición es absolutamente ajeno a la historia. No es una ley, es el acontecimiento trágico que diría Esquilo. Es un acontecimiento”.
Francisco Pereña. Psicoanalista. Madrid